jueves, 17 de octubre de 2013

UN PANORAMA MUNDIAL ECONOMÍA - AMÉRICA LATINA

En la reunión annual del FMI y el Banco Mundial se desarrolló una conferencia sobre América Latina. Aquí algunas ideas.

En primer lugar, "los vientos externos favorables" que impulsaron el crecimiento de América Latina en la primera década del siglo XXI han terminado.  El primer factor es la desaceleración china que ahora crecerá alrededor de 7.6% después de hacerlo por más de 10% anual durante varios años. El resultado será una mayor disminución de los precios de las materias primas. En segundo lugar, la normalización de la política monetaria de los Estados Unidos, esto es, el inicio del retiro del programa de estímulo económico, esperado para diciembre de este año. Aquí se espera una salida de capitales de la región, pues se piensa que la menor inyección de liquidez en USA se debería  a una mejora de la economía, por lo que los capitales volverían a las economías avanzadas. Lo que no se pronostica es cuanto por país y a qué ritmo.

 En segundo lugar, colocando las cosas en un contexto mayor, lo que se observa es la convergencia hacia una  "Gran Desaceleración" de todas las economías emergentes. No es un hecho aislado. Indican de manera explícita que "el entorno global ya no es propicio para los mercados emergentes en general y para América Latina en particular". El Banco Mundial señala que luego de crecer 6% en 2010, América Latina crecerá 2.5% este año, influido por el lento crecimiento de México que llegara a solo 2%.

En tercer lugar, los promedios esconden disparidades. Venezuela no debe crecer más de 1%, mientras que Perú lo hará en 5.4%, que será el país de mejor desempeño regional, después de Panamá. Brasil y México, los referentes de la región crecerán por debajo del promedio regional. Y eso es preocupante. En cuarto lugar, existe una sensación de pesimismo en la región. Los "pesimistas" indican que el boom crediticio y las ganancias por el auge de los precios de las materias primas crearon un espejismo sobre qué tan sostenible es el crecimiento.

El  Banco Mundial es optimista pero con matices y se basa en cuatro puntos. En primer lugar, la década anterior no fue una ilusión, pues el crecimiento fue impulsado por la demanda interna, pero dentro del mismo la base no fue el consumo sino la inversión, que alcanza niveles muy altos como proporción del PBI.  En segundo lugar, las brechas externas (exceso de importaciones sobre exportaciones) se han financiado con inversión extranjera directa y no con capitales de corto plazo, que son más volátiles. En tercer lugar y a pesar de las preocupaciones, el crecimiento del crédito es moderado en comparación con las tendencias en otras regiones de ingresos similares a las latinoamericanas. En cuarto lugar, los avances en el campo social, que se manifestaron en una reducción del número de pobres de 70 millones (medidos por el indicador de pobreza monetaria tratado en un post anterior).

 El optimismo no solo se basa en las cuatro razones esbozadas, sino en la mejora del "sistema inmunológico macro-financiero". De acuerdo con el Banco Mundial. La clave está en permitir que el tipo de cambio suba ante razones de mercado, es decir, reducir la volatilidad pero no luchando contra el mercado. No se puede defender lo indefendible.  Desde luego que el problema está en el número de personas que se endeudaron en dólares y obtienen sus ingresos en soles. De ahí que el BCR haya mantenido una visión conocida como 'miedo a flotar", es decir, el temor a que si sube mucho el tipo de cambio, aparezcan problemas con el sistema financiero.


Ciertamente esta es una visión de conjunto de América Latina como promedio, por lo que hay que aplicarla a cada país. Aunque será material de otro post adelanto algunas ideas.  En el Perú el grado de dolarización, todavía alto pero en reducción, no permite la elevación del tipo de cambio. Por lo tanto, la depreciación (aumento en el tipo de cambio) acelerada no es una postura que resulte tan adecuada. También hay que tomar en cuenta que si bien es cierto la pobreza ha bajado, todavía los servicios básicos como educación y salud son de muy baja calidad.  Mientras no se implementen reformas, seguiremos con buenas cifras económicas pero limitado avance en el aumento del bienestar.  

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