En la reunión annual del FMI y el
Banco Mundial se desarrolló una conferencia sobre América Latina. Aquí algunas
ideas.
En primer lugar, "los
vientos externos favorables" que impulsaron el crecimiento de América
Latina en la primera década del siglo XXI han terminado. El primer factor es la desaceleración china
que ahora crecerá alrededor de 7.6% después de hacerlo por más de 10% anual
durante varios años. El resultado será una mayor disminución de los precios de
las materias primas. En segundo lugar, la normalización de la política
monetaria de los Estados Unidos, esto es, el inicio del retiro del programa de
estímulo económico, esperado para diciembre de este año. Aquí se espera una salida
de capitales de la región, pues se piensa que la menor inyección de liquidez en
USA se debería a una mejora de la
economía, por lo que los capitales volverían a las economías avanzadas. Lo que
no se pronostica es cuanto por país y a qué ritmo.
En segundo lugar, colocando las cosas en un
contexto mayor, lo que se observa es la convergencia hacia una "Gran Desaceleración" de todas las
economías emergentes. No es un hecho aislado. Indican de manera explícita que
"el entorno global ya no es propicio para los mercados emergentes en
general y para América Latina en particular". El Banco Mundial señala que
luego de crecer 6% en 2010, América Latina crecerá 2.5% este año, influido por
el lento crecimiento de México que llegara a solo 2%.
En tercer lugar, los promedios esconden
disparidades. Venezuela no debe crecer más de 1%, mientras que Perú lo hará en
5.4%, que será el país de mejor desempeño regional, después de Panamá. Brasil y
México, los referentes de la región crecerán por debajo del promedio regional.
Y eso es preocupante. En cuarto lugar, existe una sensación de pesimismo en la
región. Los "pesimistas" indican que el boom crediticio y las
ganancias por el auge de los precios de las materias primas crearon un
espejismo sobre qué tan sostenible es el crecimiento.
El
Banco Mundial es optimista pero con matices y se basa en cuatro puntos.
En primer lugar, la década anterior no fue una ilusión, pues el crecimiento fue
impulsado por la demanda interna, pero dentro del mismo la base no fue el
consumo sino la inversión, que alcanza niveles muy altos como proporción del
PBI. En segundo lugar, las brechas
externas (exceso de importaciones sobre exportaciones) se han financiado con
inversión extranjera directa y no con capitales de corto plazo, que son más
volátiles. En tercer lugar y a pesar de las preocupaciones, el crecimiento del
crédito es moderado en comparación con las tendencias en otras regiones de
ingresos similares a las latinoamericanas. En cuarto lugar, los avances en el
campo social, que se manifestaron en una reducción del número de pobres de 70
millones (medidos por el indicador de pobreza monetaria tratado en un post
anterior).
El optimismo no solo se basa en las cuatro
razones esbozadas, sino en la mejora del "sistema inmunológico macro-financiero".
De acuerdo con el Banco Mundial. La clave está en permitir que el tipo de
cambio suba ante razones de mercado, es decir, reducir la volatilidad pero no
luchando contra el mercado. No se puede defender lo indefendible. Desde luego que el problema está en el número
de personas que se endeudaron en dólares y obtienen sus ingresos en soles. De
ahí que el BCR haya mantenido una visión conocida como 'miedo a flotar",
es decir, el temor a que si sube mucho el tipo de cambio, aparezcan problemas
con el sistema financiero.
Ciertamente esta es una visión de
conjunto de América Latina como promedio, por lo que hay que aplicarla a cada
país. Aunque será material de otro post adelanto algunas ideas. En el Perú el grado de dolarización, todavía
alto pero en reducción, no permite la elevación del tipo de cambio. Por lo
tanto, la depreciación (aumento en el tipo de cambio) acelerada no es una
postura que resulte tan adecuada. También hay que tomar en cuenta que si bien
es cierto la pobreza ha bajado, todavía los servicios básicos como educación y
salud son de muy baja calidad. Mientras
no se implementen reformas, seguiremos con buenas cifras económicas pero
limitado avance en el aumento del bienestar.
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