sábado, 7 de diciembre de 2013

MERCADOS EN LA ESCLAVITUD

LA ESCLAVITUD

El término “esclavitud” se extiende a dos sistemas profundamente distintos. Su distinción histórica es imprecisa y sutil.
Primeramente, hubo el tipo de servidumbre, calificado, por regla general, como “antiguo” o “moderados”. Constituía un atenuante de la suerte de los esclavos, quienes tenían la posibilidad de salvarse de la muerte, entregándose al dueño para conseguir lo que hoy en día llamaríamos “el mínimo vital”. La “cuerda al cuello” para la “comida de gorra” felizmente ha sustituido, de este modo la antropofagia. Por eso, durante tanto tiempo, la institución ha tenido carácter de progreso.

En su segunda forma, empero, la esclavitud se extenderá progresivamente como un criterio de segregación del nivel de vida, a menudo con una racial.
La segunda forma de esclavitud es el resultado, en cierto modo, del abuso de la primera. Incluso podíamos decir que no es más que su prolongación hasta tal punto es egoísta y celosa del hombre en sociedad.
Si las sociedades esclavistas han sido florecientes es gracias a una fuente permanente de energía humana. Dicha energía se le han proporcionado las multitudes de razas extranjeras antes de la aparición de las fuerzas motrices modernas y de la creación, por los zoólogos, de nuevas razas de animales de trabajo.

Ha sido necesario el progreso técnico bajo todos sus aspectos agrícolas o industrial para encontrar otras formas de energía: animales de trabajo, combustibles, electricidad, etc.
¿Se podría sacar, pues, una conclusión optimista del estudio de la esclavitud?, ¿ha contribuido o no el progreso material a mejorar el hombre? Es un problema bien conocido. Si lo ha liberado de las cadenas más burdas que lo han oprimido durante miles de años, el maquinismo está a punto de ganar su proceso moral. Pero ¿es esto completamente cierto?
Se ha conseguido la abolición al menos en derecho y, sin embargo, es en vano que en nuestra época queramos hablar, de una humanidad libre.

En nuestro mundo moderno, para evitar el hambre, millones de trabajadores abdican cada día de su libertad individual y deben renunciar a llenar su vida con los mil y un esquemas físicos e ideales que le darían un sentido,  una razón de ser.
Los autores de ciencia ficción H. G. Wells, A. Huxley han imaginado un mundo descompuesto por la tecnocracia hasta el punto de volver a un sistema bárbaro, contando a la esclavitud entre los fundamentos de su sociedad imaginaría.

La miseria del “tercer mundo” demuestra que, para que las hipotecas de la pobreza económica y social han sido levantadas, la solidad mundial debe hacerse oír denuevo.
Esta deberá proporcionar un mayor esfuerzo que para la abolición de hace un siglo, porque, en el fondo, el problema social no ha cambiado, y la abolición solo ha sido destruido una fachada, sin llegar al fondo del problema. En la historia de la lucha entra tengo y no tengo, la esclavitud solo constituía la etapa material más abierta y cínica, por consiguiente, la más fácil de suprimir.

ANÁLISIS DE LA INSTITUCIÓN ESCLAVISTA


LA ESCLAVITUD SIMBIÓTICA

La preservación del hombre fue la primera función social de la esclavitud "moderada" o "antigua". Era, en cierto modo, "el punto" de refugio de los seres amenazados de muerte. La situación desfavorable del momento creaba esta “necesidad recíproca que tiene el pobre del rico y el rico del pobre”, y que, según palabras de Fustel de Coulanges, “creó los servidores”.
El esclavo era, entonces, lo que hoy llamaríamos más bien un “criado”, un servidor vínculado a la antigua casa ya sus dependencias. Sus lazaos de cautiverio se desprendían del agradecimiento que tributaba al amo desde el día en que, hambriento y perseguido, rechazado por sus semejantes, había ido a “llamar” a su puerta.
Una servidumbre tan moderada tenía una base exclusivamente patriarcal. El recién llegado se añadía a los miembros de la antigua gran familia.
Los servidores se unían a sus amos con mucho afecto.

El fundamento de la esclavitud simbiótica: el hambre

Entre las desgracias de la humanidad, la pobreza y el hambre son los más seguros proveedores de criados de la antigua familia.
Bajo la presión del hambre se establecía una especie de contrato entre las dos partes. Una de ellas se, comprometía a cuidar de la alimentación siempre suficiente de la otra, que por su parte le serviría lo mejor posible.

Cuando la puerta de la casa se abría por primera vez ante el nuevo servidor, una ceremonia análoga a la de la adopción debía resaltar el acontecimiento. Aunque más tarde haya perdido su significado para quedarse en símbolo, es una suerte que los ritos hayan llegado hasta nosotros. Nos muestran la importancia del acontecimiento. Según el escoliasta de Aristófanes, se hacía aproximar al recién llegado. Se le ponía delante de la divinidad doméstica, que se convertía en la suya. Se le echaba agua lustral sobre la cabeza. Finalmente, compartía algunos pasteles y frutas con sus patronos, como símbolo.
Las obligaciones no eran unilaterales; también el amo había contraído unos deberes. Debía a su servidor una alimentación correcta. Si algún día llegaba a no ser suficiente, los lazos del esclavo se rompían por las mismas razones que los habían entrelazado. Entonces se presentaba un problema jurídico.


¿Podía deshacerse de sus obligaciones en caso de que el amo repudiaría las suyas? En el antigua derecho siamés, el servidor insuficientemente alimentado podía irse libremente y el amo lo perdía sin posibilidad de hacerlo regresar.

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