sábado, 7 de diciembre de 2013

MERCADOS - EL CRISTIANISMO EN LA ESCLAVITUD

LA POSICIÓN DEL CRISTIANISMO CON RESPECTO A LA ESCLAVITUD

La doctrina de Cristo debía lógicamente conducir a la supresión de la esclavitud, al menos en sus aspectos más crueles.
Por otra parte, el cristianismo se ha extendido principalmente entre los humildes.
Bajo las bóvedas de la ecclesia, de la nueva asamblea de fieles, se elevaron las voces más modestas de la ciudad eterna y sabernos, por numerosos testigos, que con ellas se mezclaban a menudo las de los esclavos. “El prestigio que rodea, entre los mártires lyoneses, a la pequeña esclava Blandine, y los sentimientos de la matrona cartaginesa Perpetua, para con su esclava Felicidad, hablan bastante elocuentemente de que la Iglesia ignoraba, en materia espiritual, la distinción entre amo y esclavo.

cuando algunos padres de la iglesia se pronunciaron, más tarde, incluso en favor de la institución, lo hicieron pensando en la esclavitud útil, patriarcal, simbiótica. Estamos en forma de la posición tomada respecto este asunto por la nueva religión, gracias a la carta de San Pablo a Filemón. Onésimo esclavo de Filemón había robado a este último, huyendo y refugiándose junto a San Pablo quién había obrado su conversión. El apóstol manda Onésimo a su amo con una carta en la que apela a su gran fe y su inmensa caridad. Pablo no niega la culpabilidad del fugitivo, apela solamente en contra del rigor de la regla jurídica esta es la posición en que se deberá mantenerse el cristianismo: la suavidad es un deber de caridad pero la influencia de la Iglesia no es bastante fuerte para remediar las condiciones que promueven la servidumbre.

Con San Agustín la esclavitud se convierte en un castigo impuesto al pecador. El hombre, ser razonable, creado a la imagen de Dios, creado libre debería seguir libre. Es el pecado original un castigo tal, “el que hace que tenga al hombre entre cadenas por todas existencia y esto sucede por el juicio de Dios en que no existe ninguna justicia e que sabe medir las penas de los deméritos.

El esclavo tiene deber doblegarse a la ley de la familia de las forma parte integrante y que se encuentra en el origen de la ciudad. En efecto “es evidente que la paz de la familia debe añadirse a la armonía de la autoridad y la obediencia entre los habitantes de la ciudad”.
Santo Tomás ira más lejos. Con él, las relaciones entre ambos servidores se situaran fuera de los lazos de la justicia.


Fénelon admite aun esclavitud patriarcal en Solenta, la ciudad perfecta. Bossuet , en sus disputas con Jurie, se pronunciaba en favor esclavitud, aduciendo que la palabra servus,  esclavo,  viene del verbo servare, conservar. La discusión entablada por el obispo de Meaux con el ministro protestante era sútil. Jurieu sostenía que había un acuerdo entre amo y esclavo. Bossuet negaba la existencia de tal pacto, que le parecía incompatible con el estado de servidumbre.

EL HOMBRE APARECERÍA

En el segundo sistema esclavista, la consumición de los esclavos se reduce basta el punto de obtener, del trabajo servil, los mejores resultados económicos.
La desigualdad se convierte en la base social de la sociedad.

La teoría esclavista en los socráticos

Los primeros teóricos del hombre que aparecerían fueron los filósofos de la escuela socrática. Aristóteles había dado la definición del hombre: “un animal destinado a vivir en sociedad”. Pero en esta sociedad no todos ocupan el mismo lugar. Los esclavos forman la base del cuerpo social. Pero sólo la base material. La ciudad, alimentada por ellos, no funciona para ellos. La fábula que contó después Menenius agrupa a la plebe romana, está llena de un oculto sentido, los trabajadores constituyen los brazos de la comunidad humana, los amos son el estómago.

La riqueza solo puede llegar con el trabajo. Y el criterio del trabajo es la desigualdad. La sociedad de Aristóteles es fundamentalmente egoísta. “La utilidad de los animales privados y la de los esclavos es aproximadamente la misma: unos y otros nos ayudan con la participación de sus esfuerzo corporal a satisfacer las necesidades de la existencia… Así, en cierto modo, la guerra es un medio natural, puesto que incluye esta caza que hay que dar a las fieras y a los esclavos, quienes, nacidos para obedecer, rehúsan someterse. La esclavitud es, pues, un medio de adquisición natural, formando parte, de la economía doméstica. Esta debe encontrarlo todo hecho o creerlo, bajo riesgo de no acumular estos medios de subsistencia indispensables para la asociación del Estado y la de la familia.

Los rebaños de hombres

El hombre es la cosa de su amo, igual que el caballo para el buey. Ciertas manufacturas atenienses emplean hasta más de cincuentas cautivos. Sacan de ellos un provecho considerable. Demóstenes y Esquines citan dos ejemplos de esclavos que proporcionan a su amo 100 y 120 dracmas cada año, respectivamente. Todos los atributos de la propiedad, transmitida a nosotros por el derecho romano, se aplican a la cosa humana. Un hombre puede ser alquilado o arrendado. Los riesgos de huida están cubiertos por un sistema de seguros especial. Foueart  cita el caso de un contratista que reemplazó un trabajador libre por un cautivo y economizó tres óbolos por día.

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